La evidencia científica plantea que existe impacto de una alimentación y estilo de vida saludables ante la presencia del Covid-19. De acuerdo con varios análisis, los pacientes con una adecuada nutrición pueden tener una mejor respuesta inmune y menor inflamación en el caso de contraer la enfermedad.
En un escenario de prevención se tiene que hablar sobre el estado nutricional de las personas. El contar con vitaminas, minerales y proteínas suficientes de forma constante en el organismo, y tener control de las grasas saturadas y los azúcares, podría significar que la protección natural tiene mayor probabilidad de evitar o reducir el impacto del virus y que no cause otros estragos, como por ejemplo las afecciones crónicas.
Una de las funciones más preciadas que cumple la nutrición es la inmunológica. La importancia que tienen los alimentos que escogemos en las rutinas diarias, radica en que son fuente de soluciones al portador. Tan elemental como suena: elegir alimentos ricos en fibra como frutas, verduras y cereales integrales, grasas insaturadas (aguate, aceites vegetales, entre otros) y antioxidantes (como las frutas, las verduras, el pescado, entre otros alimentos) es poder estimular en el cuerpo un buen arsenal para defenderse o por lo menos iniciar una lucha menos temeraria contra la llegada de virus y bacterias conocidas o desconocidas.
Nos corresponde combatir tanto el desconocimiento, como la imposibilidad que tienen miles de colombianos de acceder a una alimentación balanceada y sana. Que dicho sea de paso, es un derecho universal. Y hay formas prácticas de hacerlo. El primero es haciendo viral también la relevancia de consumir alimentos nutritivos. El segundo es adoptando estos hábitos y promoviendo desde el hogar y el trabajo a que los demás lo puedan hacer. Con políticas públicas se deberían proteger y defender.